Esta vez en el Día de la Madre (el otro fue por su cumpleaños el año pasado):
Como un mecánico que arregla los engranajes
que creen que pueden rodar eternamente
y desde el principio sin ayuda.
Como un pintor que pinta cuadros rebeldes
que no creen que pueden pintarse solos
y descolgarse de sus paredes cuando quieran.
Como una novia en una boda sin novio
que no espera que nadie llegue
pero sigue estando ahí.
Sin que nos azotes las conciencias
y nos recuerdes que nos dejamos
siempre en casa el sombrero
no podríamos ser quien somos
ni fingir que lo podemos todo
como solitarios engranajes pintados sobre la pared.
Tratamos de abrirnos camino hacia un futuro
en el que sabemos que todo no será igual
que todo puede cambiar y lo hará.
Sólo podemos ponernos los pies cada día para seguir
porque sabemos que siempre estarás allí, lejos
dentro de mucho tiempo.
Y aunque no podamos soportar la verdad
ni que nos levantes del colchón cada mañana
con promesas de que no habrá comodidad
y nos añadas tareas hercúleas a nuestra cesta de la compra
que, realmente, no nos tenían que costar,
siempre estaremos seguros de que podremos sentirlo
que siempre estará ahí, por mucho que corramos
y que nunca nos faltará su aliento, que es el tuyo...
exelente te pasaste
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