Mi más sincero abrazo/beso a todos aquellos que, como yo, son lo suficientemente jóvenes para recordar con dolor la época de estudiante en la que tenían unas Navidades maravillosas llenas de vacaciones y de amor.
Mi más sincera patada en los huevos a todos los que hoy se tocan los ídem (me consta que no hay tantos), metafórica y, si se ríen, totalmente física y real.
Que tengáis un buen año, todos.
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