Siento cosas extrañas.
Quizás una bocanada de aire fresco
me conmueva las entrañas si salgo a pasear.
O quizá no.
Me siento mirando a una pared blanca
que se vuelve negra y prefiero acurrucarme en la cama.
Siento frío.
Las noches pasan y llegan los días, pero son igual de solitarios.
Los días pasan y llegan las noches, pero son igual de fríos.
Y si sentirte allí o es como hacerlo aquí
qué demonios, eso ya lo sabía antes:
no hacía falta que estuviéramos separados.
O quizás sí.
Y necesite sentir de verdad estar solo
para poder sentir de verdad lo que no lo es.
Pero no es así, porque ya lo sé, vuelve:
no quiero tenerte lejos más.
[La imagen es de este blog, pero no sé si es suya o no]
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