1. Lo sé, lo dejo todo a medias, y en este caso, se ve que hasta quería seguir... pero bueno, yo soy así, todo a trozos, a ráfagas "de genialidad" :P
Me estás leyendo el pensamiento (II)
1ª Parte
Era un día cualquiera. Y cuando digo un día cualquiera, me refiero a que era un día de mierda, un día como todos, pero como todos los malos que estaba teniendo últimamente. Salía de casa para ir a comprar el pan, cuando me di cuenta de que me había olvidado el dinero en casa, por lo que subí de nuevo. En el ascensor, coincidí con una vecina.
- Hola.
- Hola.
La charla con un vecino en el ascensor era como cháchara con resorte que salía al cruzar un espacio cerrado con cualquiera, carente de todo sentido e intimidad. Pero eso estaba a punto de cambiar. Mientras subíamos, la vecina no me dijo nada en absoluto y, cuando llegamos a su piso, nos despedimos. En ese momento yo escuché algo. "Ya era hora de que llegáramos".
- ¿Perdone, qué ha dicho?
- Nada, no he dicho nada.
- Vale, vale, pensaba...
- No he dicho nada.
- De acuerdo.
Todo esto, sin dejar de sujetar la puerta del ascensor para que no sé cerrara. No lo sabía, pero esa fue la primera vez que le leía la mente a alguien.
Era un día cualquiera. Y cuando digo un día cualquiera, me refiero a que era un día de mierda, un día como todos, pero como todos los malos que estaba teniendo últimamente. Salía de casa para ir a comprar el pan, cuando me di cuenta de que me había olvidado el dinero en casa, por lo que subí de nuevo. En el ascensor, coincidí con una vecina.
- Hola.
- Hola.
La charla con un vecino en el ascensor era como cháchara con resorte que salía al cruzar un espacio cerrado con cualquiera, carente de todo sentido e intimidad. Pero eso estaba a punto de cambiar. Mientras subíamos, la vecina no me dijo nada en absoluto y, cuando llegamos a su piso, nos despedimos. En ese momento yo escuché algo. "Ya era hora de que llegáramos".
- ¿Perdone, qué ha dicho?
- Nada, no he dicho nada.
- Vale, vale, pensaba...
- No he dicho nada.
- De acuerdo.
Todo esto, sin dejar de sujetar la puerta del ascensor para que no sé cerrara. No lo sabía, pero esa fue la primera vez que le leía la mente a alguien.
2. Parece ser que me pareció interesante un artículo y, puesto que ya había hablado de ello otra vez (de hecho, dos), pues nada, iba a volver a repetir (sí, lo único que tenía hecho era copiar la dirección del artículo :P).
El mito de la monogamia
http://www.eduardpunset.es/blog/?p=158
3. Este post no tenía título puesto (en estos casos, suelo ponerlo al final), y veo que quería expresar algo, no sé a santo de qué o de quién, pero ahí queda ese medio, o ni medio, poema.
- Sin Título -
Se me mojan los labios de sólo pensar que voy a estar contigo
Me crepita el alma de sólo pensar que vas a ser mi abrigo
Ven, acércate, escucha lo que te digo
No puedo pasar otro día sin ser más que un amigo.
Le canto al aire mis ansias y mis deseos
No hay comentarios:
Publicar un comentario