La mujer que murió en la hora de París

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[Cuando estuve en Barranquilla, la madre de Valen nos contó una historia de una amiga suya que había estado en París y, cuando volvió a Colombia, no cambió la hora para poder sacar el tema de que había estado allí todo lo humanamente posible. Por un lado, la historia me pareció extremadamente graciosa y, por otro, extrañamente poética. Al final, en vez de una comedia, la historia sacó esto de mí.]

No había cambiado su reloj de hora tras volver de París.
En su muñeca, su corazón palpitaba horas antes, siempre adelantado.
Pasaron los años costeños y ella siempre estaba delante,
viendo el tiempo venir.
Las agujas avanzaban igual, inevitables,
pero hacía horas que lo sabía.
Aún seguía en su huso sin pisarlo,
como si su cuerpo fuera solo un avatar
de su verdadera persona.
El calor y el sol radiante desconcertaban
porque sentía la brisa fría de los Campos Elíseos
acariciando su cara, moviendo su vestido.
Las nubes cubrían con convicción
los cielos de otoño de Barranquilla,
siempre horas antes,
siempre en una terraza frente al Sena.
Y el día llegó antes a su mente.
Por una vez, quiso volver.
Por última vez, quiso limpiar
el sudor de su frente
y mirar al cielo de Colombia,
dejar atrás los adoquines parisinos,
y tener solo unas horas más
para sentarse frente al ventilador
y ver cómo secaba sus lágrimas.

Barranquilla

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Como creada con  piezas de puzzles de otras ciudades que no terminan de encajar, en el norte de Colombia brota sin convicción Barranquilla, una ciudad habitada por gente convencida y que da la sensación de tener siempre un lugar al que ir, incluso cuando está parada. Una ciudad comunicada por caminos de baldosas amarillas en constante movimiento, una ciudad de caos ordenado que parece decir, "yo sé dónde está todo, soy ordenada en mi desorden".

Una especie de Los Ángeles latino, de Habana hipercapitalista, con nada y todo. Cosmopolita y rural, un pueblo de casi 2 millones de almas. Una ciudad completa a medio terminar en la que solo es constante lo inconstante y el clima. Nueva y vieja, moderna y antigua, como sacada de una novela de ciencia ficción en la que se construyó una ciudad latina después del apocalipsis, mezclando referencias y sin conocer cómo habían sido en la realidad. Nerviosa, despierta, relajada y dormida, siempre activa y creciendo pero congelada en un extraño estado de movimiento permanente que palpita a ritmo de salsa y vallenato.

Sí, lo voy a decir, Barranquilla es una ciudad de contrastes, y nunca fue más apropiado usar esa expresión. Y, si por algo lleva la ciudad casi 400 años en pie (aunque no parezca haber una piedra con más de 25), ha de ser porque la gente la une sin notarlo, con su ritmo costeño, su tradición, su gastronomía, su sospechosa (para el europeo desconfiado) amabilidad y capacidad de acoger a cualquiera que caiga en sus redes.

Oscura, luminosa, calurosa, húmeda, industrial, comercial hasta la locura, esta sobre-dimensionada aldea, tan cerca del mar que casi puede saborearlo, aunque le da la espalda como a una imposible conquista, siempre en medio de algún plan para mejorarse añadiendo más piezas a su puzzle (más que puliendo las piezas encajadas a martillazos que ya forman parte de su paisaje) y una experiencia diferente a todo lo que he experimentado en mi vida.

Probablemente, siendo justos, los contrastes y contradicciones de la ciudad me resultaron oníricos, apetecibles y encantadores porque tuve la suerte de conocerla acogido por mi familia adoptiva, guiado y amado, ¿sentiría lo mismo alguien que se despierta después de un golpe o una borrachera en una de sus calles, sin referencias y cara amigas? Nunca lo sabré, tengo casa allí y la sensación de que nunca me perdería en su desastre, aunque solo sea por la sensación de que siempre tienes un ancla hacia la que puedes volver, eslabón a eslabón, a esperar que deje de llover y Barranquilla pueda volver a existir.

Empatía animal

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Imagina que estás de picnic con 4 amigos. Te encuentras en el medio del monte, sin nadie en kilómetros alrededor. Bosques, ríos, zonas de arbustos... El paisaje es maravilloso, el clima es agradable. Todo es estupendo.

De repente, tus 4 amigos se convierten en los 4 jinetes del Apocalipsis. Muerte, Hambre, Peste1 y Guerra, cabalgan a lomos de sus caballos esqueléticos con crines de fuego. El sonido que irrumpe desde el cielo te ensordece, la temperatura aumenta y el miedo te invade.

Ahora, sólo tienes una opción: correr y esconderte, acurrucarte detrás de algún arbusto dentro del bosque rezando tembloroso porque no te encuentren, porque no seas tú el siguiente. El miedo aumenta cuando los oyes cabalgar a tu lado, barriendo el suelo a su paso.


¿Te lo imaginas? Pues así se siente mi gato cuando pasas el aspirador, se puede ver en sus ojos, en su postura, en el absoluto terror que respira cada uno de los pelos que cae por estrés. Es muy bonito, pero da mucha pena verlo así. Pero bueno, para compensarle (ya que el aspirador lo tengo que pasar igual), cuando termino le doy algo especial para que tenga una asociación positiva con la actividad. Eso sí, sospecho que nunca, nunca, dejará de temer que ese ruido infernal sea el del su final.

1: A mí me gusta más esto de Peste, pero parece que este jinete originalmente era el de la Victoria (en inglés suena más apropiado "Conquest").

P.D.: Intenté meterlo en un Tweet, pero imposible :P

Eso sí que no

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La mitad de los platos del armario tenían muescas que dejaban ver lo que se supone que tiene que permanecer escondido. A veces los cogía tapando las imperfecciones con el dedo, como si estuviese mostrando el plato a alguien sin soltarlo y aquella estrategia fuera la táctica de encubrimiento definitiva. Pero nunca había nadie allí. La casa a veces estaba limpia y la basura no se acumulaba en la terraza, creando un maravilloso laberinto en el que los gatos disfrutaban corretear. Otras veces, el sonido de sus pasos por el pasillo, destruía todo elemento de sorpresa, con pequeñas piedras restregándose con afecto contra el parqué, y si alguien llamaba a la puerta, empujaba bolas de polvo lejos con soplidos desesperados. A simple vista, la escoba parecía no ser capaz de cumplir sus funciones, y la fregona tan rígida que era muy posible que se pudiera romper como un témpano de hielo contra el asfalto. Las cajas de pizza tenían su propio horario y marcaban que había llegado su hora asomando, apiladas, por la ventana. “Ya nos queremos marchar”, parecían susurrar con un cierto punto de tristeza. Aunque nada de aquello le molestaba demasiado, ni siquiera sacar sus zapatos de debajo de la cama luchando con la fauna del lugar, no. Tampoco que los rayos de sol que a veces tocaban sus cristales quisieran llamar la atención sobre las manchas que danzaban proyectando sombras chinescas. Lo único que realmente le molestaba era que quien limpiaba el pasillo frente a su puerta, parecía empeñado en no hacerlo bajo su felpudo. Si algún día volvía a escuchar sus herramientas de tortura otro lunes por la mañana, puede que reuniera fuerzas y saliese a llamarle la atención: parecía creer que no se iba a dar cuenta y, eso, no lo podía permitir.

Al vuelo

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Hace mucho que no ponía nada por aquí. Por ninguna razón en concreto. Mitad vagancia, mitad felicidad, mitad olvido. Sí, mis cosas tienen tres mitades, rebosan rebozadas en entelequias y oxímorones. También es porque entre lo que escribo en Twitter y Gencomics y lo que hablo en Del Sofá a la Cocina y El Noveno Podcast, me quedo a gusto. Ya incluso es raro que ponga cosas elaboradas en Freak´s City. Pero bueno, como siempre, no sé qué hago dando explicaciones, que los blogs son para que cada uno se los folle cuando quiera, ¿no? Mira, se me acaba de ocurrir un poema ahora mismo. Tengo al lado de Valen dormida, tan bella ella y me ha inspirado. Qué creepy sueno.

Cuando duermes cultivo, macero.
No muero porque sigues ahí, como siempre.
Cuando duermo sueño, alivio, deseo.
No muero porque estás ahí, como siempre.
Cuando te haces pequeña en el pasillo
y se abren las puertas lejanas, auguro, planeo, ansío.
Con cada paso, oigo un tic y un tac y espero.
Con cada mirada atrás, sonrío y lloro.
Con cada latido sobrante, acelero y no llego.
Con cada aliento, me lleno y lo consigo.
No corras más, no te muevas dentro,
siempre fabulando historias con las que romper
y sudando innecesariamente, gratis y fácil.
Quédate donde estás, si no me muevo.
Ándame detrás, mándame sin respeto,
que yo aguantaré todo.
Todo.
Y más.

Ahí, sin pensar, sin repasar, sin retocar. Bruto, inocente, sincero y, por supuesto, malo, pero verdadero.
Si queréis, contadme algo, así los comentarios no se parecerán tanto a eso de "entonces, ¿cuál es el disolvente universal?". Ahora, si es eso lo que queréis, yo os respondo: es el Osmio. Espero que no haya ningún comentario diciéndome que eso no es verdad. Os mato.

Mentiras, verdades y medias verdades

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Veía esta imagen por ahí...


... y me acordé de mi diálogo con Kant a partir de su frase, mentir es siempre una decisión moralmente equivocada. ¿Qué opináis vosotros? La otra vez el formato y el hecho de que estoy desequilibrado, distraían de la verdadera cuestión, ¿está bien mentir para ahorrar verdades dolorosas? Los padres mienten a sus hijos constantemente con la excusa de ahorrarles sufrimientos innecesarios. ¿Seríamos más felices si conociéramos la verdad siempre? Mejor nos limitaremos al día a día y a los "dramas personales", porque yo no quiero saber todas las verdades del mundo, no porque la ignorancia sea la felicidad (es más, yo estoy completamente en desacuerdo con ello), sino porque sé que me indignaría tanto, TANTO, que igual me reventaba alguna arteria, y no es plan.

¿Somos esclavos de las expectativas de los demás?

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"No me importa lo que piensen/digan de mí", decimos a veces. No siempre es cierto. Aunque, de ahí a ser esclavos de lo que los demás esperan de nosotros, hay un paso. Hay muchos que sí lo son, que se pasan la vida haciendo lo que se espera de ellos, lo que se esperan que hagan. Otros, no lo hacen por rebeldía, otros por mala suerte y otros por pereza, pero en cualquier caso, creo que terminan siguiendo un camino mucho más interesante e inesperado.

Personalmente, soy una decepción andante... Aunque eso implicaría que a alguien le importa qué es lo que tenía que ser y qué es lo que he terminado siendo y, creo, en general, a poca gente le importa. Eso no quiere decir que nadie se preocupe por mí, por lo que me pasa, sino que a pocos les decepciona, extraña o contraría verme siendo algo que no se supone que debería ser. O quizá eso sólo es en lo más superficial y, en lo que tiene que ver con el fondo, al final he terminado siendo lo que se esperaba de mí: algo así como una buena persona. Algo así.

Cuidado con lo que dices

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¿Saben esa frase que oímos tanto en películas y serie de policías "cualquier cosa que diga puede ser utilizada en su contra"? Más o menos es lo mismo. Yo creo que por norma general, las mujeres tienen la buena costumbre de estar atentas a lo que dice la gente... y eso puede ser un peligro. Uno puede decir una cosa y no darse cuenta. Y no pasa nada. Otro día otra cosa. Y tampoco pasa nada. Pero después, como los puntos anteriores no han desaparecido, alguien se puede dedicar a unirlos y dibujar una figura que no siempre nos apetece ver.

Sin embargo, desde el punto de vista bueno, si se acuerdan de todo, si prestan más atención, eso puede tener muchas ventajas... a no ser que decida ser seleccionar sólo lo que le apetece y dejar lo que viene bien recordar fuera de la memoria. Pero eso no es algo exclusivo de las mujeres, ya lo sabéis, porque los hombres tenemos una memoria muy selectiva... o, aún no estoy seguro, tenemos muy buena memoria pero un oído selectivo. Eso, todos somos conscientes, también nos puede traer muchos problemas.

Así que, visto lo visto, lo mejor es buscarse a alguien y preocuparnos de que nos conozca tanto que al final llegue a ser imposible que no se te dé una oportunidad de explicarte... Bueno, una cosa que también está bien es no cagarla, pero de eso no siempre somos capaces.

Lejos. Cerca.

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Tu sonrisa viaja sin proponérselo allá donde yo esté
a través de tus palabras y de tu voz.
A veces trato de hacerte llegar un mensaje
tan acelerado, como si te tuviese en frente
tan excitado, como si te pudiera tocar de verdad.
Yo no sé qué es lo que será
pero algo me has hecho dentro.
Te llevaste mis escombros
y ahora todo vuelve a brotar
entre piezas de metal gastado.
Me limpiaste las arterias
y mis latidos vuelven a sonar
como si tuviera otro corazón más.

Tu sonrisa viaja sin proponérselo allá donde yo esté
me la encuentro en mis sueños y el despertar es mi terror.
Fabrico imágenes en movimiento con recortes estáticos
pero quiero capturar más momentos en para mi álbum.
Quiero cerrar los ojos y que te muevas grácil
y fluida, como una ráfaga de viento.
Quiero poder recordar momentos eternamente
y reproducirlos en un bucle infinito para mí.

Tu sonrisa viaja... ¿cuándo se va a quedar aquí?

Esos condenados músicos...

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Me tienen loco los señores del "supergrupo" The Damned Things... y el otro día me tocaron dos entradas para ir a verlos :D Su concierto no será muy largo, porque sólo tienen un disco, que encima es cortito, pero será intenso. Ya dije en el otro lado que me animan, me suben la moral, así que cuando vaya a verlos, estaré on fire.

Me gusta la energía que transmiten, pero también me gustan las letras. Son, a veces, extrañas, pero me tienen fascinado. Les dejo algunos fragmentos de varias canciones (ni digo de cuál son ni nada, un trabajo muy fino, sí):

We're breaking up, getting lost in the static
You're getting blurry, right in front of me
The footsteps growing quiet in the hallway as I let go
The gravity that attracts us helps us implode, or else we'd keep dividing but I know

We're aimed straight at each other
We are doomed to crash, so strike up a fire, light up the town, because
We're aimed straight at each other
This was meant to last
So don't try to fight it, the chaos will calm us down

--
You couldn't tell from my tone that I want you?
You couldn't guess from the vibe that you're mine?
Shot glasses, burnt out cigarettes
You wanted nothing, baby get in line
I couldn't stay though I thought you'd be waiting, holding your breath while I wore out the crown
Clock freezes, no change in scenery
I closed my eyes and you opened the ground

So I watch and I wait and I pace
You gave rope so I'm hanging around

Bad blood is maybe what we need tonight in our veins
Bad blood, we're dancing on the edge of the knife
Can you feel it?
Tonight we bring our bodies to life

--
All I want is another good time
It's Friday night and Sunday's saints have gone away
They're out of sight
All I want is another good time
It's Friday night, and if we're all going down in flames
I think the devil just called my name

Cross the world in search of a balance
The white whale keeps eluding me
We've got our hooks in, now we're dragged by our feet
Don't ask if I know where it's going
Because I don't know, I don't know
But where I end up is where I rest my bones

--
I hope you've taken notice of the wandering eyes, all the circling wagons and where I draw the line
All the birds of prey that keep searching have come to feast on my little black heart
Some get discouraged while the other ones starve

We've got to keep moving

And though the dust might settle my bones, my blood will sneak out after dark
Tracking scents like a hound dog hunting party that catches you and bring you to my little black heart

A blank slate in the water with nothing sinking in, and I just keep repeating every goddamn thing
I try to trim some fat from the evening, throw some meat to the wolves gathered round
I still get discouraged because it's just slowing me down

--
I'll let the coin toss figure it out if that's alright
I can't be bothered with the affairs of the heart
When I'm trying to ruin my life
Place your money down to beat the spread
You give me more credit than you should ever invest
And if it's bad luck that suits us
Then I'm one of a kind

It's not necessity that kept you around of that I'm sure
Unless you need to keep falling apart then I'm your safest bet
We've been counting cards trying to win
I lost more dignity then I had to spend
And if it's bad luck that suits us
Then I'm one of a kind

--
I got caught dragging the scraps from the heap by the junkyard dogs
They won't leave me alone because I went for the pearl they keep in the mouth of the pig
But he won't let it go, so I broke the lock to the vault where they buried my child
But he won't stay alive
No he can't be revived
Don't push me
I said I was leaving
I just wanted to stick my hands up the shirts of the grieving

Sunshine, Lollipops & Rainbows

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¿No os pasa a veces que pensáis, "joder, me estoy poniendo de lo más cursi...", y después seguís haciendo lo mismo porque os da lo mismo, porque es lo que os sale? Si a la gente que está fuera de la burbuja le apetece vomitar, allá cada uno, pero desde luego, cuando estás dentro, todo lo demás te importa poco.

De Burgos a Salamanca y vuelta a empezar

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Mi madre nació en Salamanca, una bella ciudad, nunca lo he puesto en duda, de calles estrechas con su taberna correspondiente (se decía, ignoro ya si es verdad, aunque es muy creíble, que era la ciudad con más bares por persona de Europa y que sólo dos calles no tenían bar), no demasiados árboles, vida y juventud circulando por sus arterias y muchas subidas y bajadas, en ocasiones sin demasiado sentido (yo he llegado a ver dos calles paralelas y una subía y otra bajaba hasta el mismo punto de partida, lo cual es físicamente absurdo).

Mi padre nació en Burgos, como yo, una ciudad llana de calles anchas, muchos árboles (se decía, ignoro ya si es verdad, aunque es muy creíble, que era la ciudad con más árboles por persona de Europa), un castillo en lo alto de una colina, un río a lo largo del cual se extiende la ciudad y la sensación de que realmente el pasado fuertemente franquista tenía su fuerza aún (recuerdo que alguien me dijo una vez que "en Burgos sólo había fachas y curas").

Yo nací en Burgos, crecí mis primeros años en un pueblo de la provincia, seguí creciendo en la capital y, cuando llegó el momento de estudiar una carrera, lo hice en Salamanca. Después volví a Burgos. Y más tarde volví a Salamanca. Realmente parece haber una especie de patrón por ahí... o por lo menos un claro signo de alguien que parece navegar en aguas seguras y en terreno conocido.

Cuando fui a estudiar a Salamanca, empecé a fijarme en su forma de hablar... y ellos en la mía. Así es como descubres cuáles son esas cosas de las que los demás se ríen y cuáles son esas que les puedes echar tú en cara. Pero, siendo justos, ya había una cosa con la que estaba familiarizado: mi madre, desde siempre, ha estado casi toda su vida en Burgos y siempre se ha quejado de un par de "defectos" (yo prefiero llamarlo "peculiaridades") de la gente de por allí, o por lo menos de la gente que la rodeaba.
El primero era el uso incorrecto del condicional, algo con lo que está maldecida gran parte de la población de la zona, pero le debía de sonar tan mal, que se aseguró de que sus hijos no soltaran ese tipo de barbaridades. Yo reconozco que alguna vez se me ha escapado, pero cuando lo hace, a mí mismo me duele. No les pasa a otros. Les pongo un ejemplo: "Si tendría dinero, me compraría una casa". En la zona, el pretérito imperfecto no gusta.
El segundo era el uso incorrecto o, más bien, como comodín, del verbo "dar", pero le debía de parecer adorable y aceptable, así que tampoco se esforzó nunca mucho por quitarnos la idea de la cabeza. "Dar la luz", "darse los botones/la cremallera", "dar fuego", etc. Yo siempre digo que es que somos gente muy generosa, nada más.

Por supuesto, también hay otra peculiaridades que la gente señala siempre que tiene oportunidad o se da cuenta. Yo, lo reconozco, padezco de estas dolencias, aunque suelo esforzarme moderadamente por paliarlas o porque no se me noten mucho: "laísmo" y "leísmo".
La primera es el que yo llamo el "error útil". "La llamé por teléfono", "la regalé un ramo de flores", etc. En estas circunstancias, por lo que yo tengo entendido, hay que usar "le", en vez de "la", pero yo siempre digo que aporta una información muy valiosa sobre el género que no siempre puede ser inferida del contexto. Pero, eh, eso soy yo inventando excusas que suenen a algo con un cierto sentido.
La segunda afección no tiene sentido ni defensa y, sin embargo, es la que más me cuesta controlar: usar "le" en vez de "lo" para objetos inanimados hace estallar en carcajadas a mis agradables familiares charros.
Después, hay una cosa que yo, personalmente, no soporto, y es el uso de "contra" en vez de "cuanto": "contra más plantas, más posibilidades habrá de que salga". El simple hecho de escribir esa frase me ha hecho retorcerme un poco...

Por supuesto, como digo, siempre que estás dispuesto a soportar risas, has de tener un arsenal propio y, bueno, en Salamanca también tienen sus defectos (peculiaridades, lo llaman). No entraré a hablar de ellas, ni siquiera porcima (XDDD), pero lo más habitual era imitar su acento, inexistente para ellos, igual que para los de Burgos ese supuesto acento (una chica de Madrid me dijo en una ocasión "¿eres de Burgos, no?, es que hablas igual que una amiga mía de allí", lo cual me dejó ciertamente alarmado). "Es que habláis como vascos/de pueblo/vasto, etc.". "Pues anda vosotros, que habláis como gitaaaanos". Un toma y daca siempre con buen espíritu de esos que celebran las diferencias más que encontrar en ellas una razón por la que separar a la gente.

Y es que esa es una de las cosas buenas de estudiar en una ciudad tan universitaria como Salamanca, que te mezclas con mucha gente de otros sitios de la geografía (menos de Salamanca, que eran los menos, había mucha gente del País Vasco, Galicia, el resto de Castilla y León, Cantabria, Asturias, La Rioja, Canarias o Extremadura, por ejemplo... del este, menos) o de otras nacionalidades incluso, y eso es muy enriquecedor. Por supuesto, eso debe ser de lo que hablan los que animan a irse de Erasmus, pero yo nunca tuve la oportunidad o las ganas para ello, ya lo he dicho arriba, a veces, voy mucho a lo seguro.

Fragmentos de entrevistas ficticias (II)

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- Entonces, dice que no le gusta la lluvia.

- Ni el calor.

- Ni el calor.

- No creo que lo pasara muy bien en la selva tropical, no.

-  Por lo que dice, el haber nacido en un lugar en el que ni el calor ni la lluvia son algo muy habitual, puede tener algo que ver.

- Supongo, quiero decir, en Burgos sobre todo lo que no hace es calor, es verdad, somos conocidos por nuestro frío, pero lo de la lluvia es menos normal comentarlo. Pero sí, el clima de Burgos es más seco de lo que uno podría imaginar. Pero no es por eso por lo que no me gusta la lluvia o el calor.

- ¿Ah no?

- Yo creo que es porque no me gusta el agua.

- Continúe...

- Quiero decir, la lluvia te moja. Es tan simple como eso, y no me gusta mojarme.

- Continúe...

- Y el calor, no sé, sudas y te mojas, lo asocio a las piscinas y al mar... y no soy muy fan del agua en general.

- Vale, entiendo. Así que usted está cómodo en un ambiente seco y frío.

- Tampoco es que me guste el frío ni nada, me quejo como cualquiera.

- ¿Entonces?

- En el medio está la virtud, ¿no?

- Supongo.

- Quiero decir que no me gusta mucho el frío ni el calor, me gusta algo en el medio... pero si tengo que elegir prefiero que tire más hacia lo frío que lo caliente.

- De acuerdo, pero eso es lo que le gusta a mucha gente, debo suponer, ni mucho frío ni mucho calor, sin lluvia... es simplemente la ausencia de preocupaciones e incomodidades, eso no le hace especial.

- Ni yo dije que lo fuera. Mira, lo que quiero decir es que a mí me gusta eso y ya está. Hay gente que le gusta más la lluvia o el calor que a mí.

- Eso no lo dudo, pero ¿cree que les gusta más que estar en un ambiente medio, en unos agradables y secos 21 grados sin viento, sin sol cegador? No creo que eso moleste a nadie.

- Ni yo tampoco, o no a muchos, por que hay gente para todo, pero creo que hay gente que tiene esa media o esa temperatura preferida un poco más alta, otra a la que le gusta la humedad, el mar y el sol, otra a la que la lluvia le motiva... yo creo que no es algo tan general ni tan simple.

- ¿Por qué no? Piense en esto, somos animales condicionados por nuestra biología, con unos límites en la sensibilidad, unos umbrales de dolor, unas condiciones en las que podemos vivir...

- Si vamos a entrar ahí, no te hagas el listo conmigo, porque realmente no es tan sencillo, ¿verdad? Somos una especie animal con una biología determinada, no te diré que no, entre otras cosas porque estaría mintiendo o dejándome en evidencia, pero si hay algo que nos hace especiales o, por lo menos, peculiares, es nuestra capacidad de adaptación, por eso podemos vivir a lo largo y ancho del planeta, porque pese a nuestras limitaciones biológicas hemos aprendido a modificar nuestro entorno o a protegernos de él para sobrevivir.

- Bueno, ¿y qué? ¿Qué tiene que ver eso con el tema? Sí es tan simple.

- No, no lo es. Llevamos unos miles de años, como especie, dando vueltas por la tierra y colonizando prácticamente todas las latitudes, condiciones, altitudes, climas, etc. Yo creo que no es lo más raro del mundo decir que hemos ido cambiando, evolucionando si quieres, con el paso del tiempo, y hay diferentes variedades de individuos dentro de la especie, cada uno con diferencias más o menos notables, y seguro que hay diferencias biológicas que nos hacen estar más adaptados a un clima u otro, por lo que la sensibilidad, tolerancias y, al final, las preferencias y gustos en cuanto a las condiciones, podrían ser diferentes entre nosotros.

- Bien, partiré de que eso es algo cierto, pero dese cuenta de una cosa, todo esto está muy bien, pero no es aplicable realmente en este caso, ¿verdad?

- ¿Y eso por qué?

- Bueno, porque estamos hablando de las diferencias biológicas entre una persona nacida en Burgos y una nacida en Sevilla, no entre una de Alaska y una del Congo, ¿verdad? Esas diferencias no pueden ser muy grandes.

- Ah, pero ahí es donde te equivocas, sonrisas.

- ¿A qué se refiere? ¿Son grandes diferencias?

- No, te equivocas en que yo no hablo de que sean diferentes por haber nacido en ciudades tan diferentes (aunque es obvio que si todos los ascendientes de cada uno nacieron y crecieron en esas ciudades algo de diferentes yo creo que tendrán en esos niveles) yo me refiero a que al vivir en ciudades que tienen climas, dentro de un orden, tan diferentes, cada uno de esos individuos ha crecido acostumbrado a unas condiciones, más allá de su biología. Entonces, según su biología, serán más tolerantes a esas condiciones, pero lo que está claro es que van a crecer condicionados por ellas, acostumbrándose a unas condiciones u otras, quejándose de unas cosas u otras, sabiendo mejor cómo protegerse y lidiar con unas condiciones concretas, conociendo sus reacciones y tolerancias a ciertas condiciones más habituales...

- Sí, creo que sé por dónde quiere ir, pero no pierda de vista cuál es el tema aquí.

- Sí... venga, sonrisas, échame una mano...

- Estábamos hablando de que no le gusta la lluvia...

- Sí, ni el calor, lo recuerdo...

- Sí, pero no estábamos hablando del clima, es que ha comenzado a llover y usted ha dejado claro que no le gusta la lluvia y que no se iba a marchar de aquí hasta que no dejara de llover, pero tenemos que recogerlo todo, si no le importa...

- Perdona, sonrisas, joder, cómo eres a veces, en serio... Además, la culpa es tuya, que ya sabes que no se me puede dar bola... Eso, que es culpa tuya.

- Perdone, señor, tiene razón, es culpa mía. Ahora, si me disculpa, márchese.

- Donde han quedado los modales...

Equivocaciones

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Me gusta esta película, incluso ahora. La parte del final es triste pero encierra esperanza en que las cosas van a ir bien, en un momento u otro, en que el amor existe. Una de las cosas que investiga esta película es lo equivocado que puede estar uno sin darse cuenta, incluso lo contrario, estando totalmente convencido de no estarlo, y sobre algo tan poderoso como el amor. También, creo yo, te deja claro que se puede querer a alguien mucho pero que no siempre tiene porqué ser la persona definitiva y que hay esperanza.

Borradores

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Es curioso, me pasa lo mismo en Freak´s City, cuando le das a ver qué borradores tienes por ahí perdidos y piensas que no vas a encontrar nada... pero te encuentras algo. Si escribo esto es porque me ha hecho gracia ver qué borradores tenía en este blog. Concretamente, tenía 3 posts preparados para ser publicados. Miento, tenía tres ideas de posts, están sin acabar o sin empezar, y son de hace casi 3 años. La leche. Os los enseño, que aquí no tenemos secretos (y tampoco los leería casi nadie), y a estas alturas ya no los voy a continuar:


1. Lo sé, lo dejo todo a medias, y en este caso, se ve que hasta quería seguir... pero bueno, yo soy así, todo a trozos, a ráfagas "de genialidad" :P

Me estás leyendo el pensamiento (II)

1ª Parte

Era un día cualquiera. Y cuando digo un día cualquiera, me refiero a que era un día de mierda, un día como todos, pero como todos los malos que estaba teniendo últimamente. Salía de casa para ir a comprar el pan, cuando me di cuenta de que me había olvidado el dinero en casa, por lo que subí de nuevo. En el ascensor, coincidí con una vecina.
- Hola.
- Hola.
La charla con un vecino en el ascensor era como cháchara con resorte que salía al cruzar un espacio cerrado con cualquiera, carente de todo sentido e intimidad. Pero eso estaba a punto de cambiar. Mientras subíamos, la vecina no me dijo nada en absoluto y, cuando llegamos a su piso, nos despedimos. En ese momento yo escuché algo. "Ya era hora de que llegáramos".
- ¿Perdone, qué ha dicho?
- Nada, no he dicho nada.
- Vale, vale, pensaba...
- No he dicho nada.
- De acuerdo.
Todo esto, sin dejar de sujetar la puerta del ascensor para que no sé cerrara. No lo sabía, pero esa fue la primera vez que le leía la mente a alguien.


2. Parece ser que me pareció interesante un artículo y, puesto que ya había hablado de ello otra vez (de hecho, dos), pues nada, iba a volver a repetir (sí, lo único que tenía hecho era copiar la dirección del artículo :P).

El mito de la monogamia

http://www.eduardpunset.es/blog/?p=158


3. Este post no tenía título puesto (en estos casos, suelo ponerlo al final), y veo que quería expresar algo, no sé a santo de qué o de quién, pero ahí queda ese medio, o ni medio, poema.

- Sin Título -

Se me mojan los labios de sólo pensar que voy a estar contigo
Me crepita el alma de sólo pensar que vas a ser mi abrigo
Ven, acércate, escucha lo que te digo
No puedo pasar otro día sin ser más que un amigo.

Le canto al aire mis ansias y mis deseos